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Frutería Toñi es una agrupación musical malagueña creada en el año 2007 con una peculiar formación instrumental de cinco miembros: violín, clarinete, saxo, bajo, batería, teclados y, ocasionalmente, guitarra. Su punto de partida fue crear temas propios haciendo una música fuera de etiquetas, resultado de las más variopintas influencias. Tras unos años de búsqueda, experimentación y algunos conciertos puntuales, en 2014 salió a la luz “Mellotron en Almíbar”, el primer trabajo de la banda. Este disco ha servido para crear un nutrido grupo de fieles seguidores que trasciende del ámbito nacional, con repercusión en prensa especializada y canales de radio de Rock Porgresivo de países como Italia, Brasil, EEUU o Japón.
En 2015, el grupo sufre un cambio de componentes y Víctor Rodríguez entra como nuevo violinista y Carlos Fernández abandona la formación. En parte como consecuencia de este cambio, en 2017 Fruteria Toñi saca a la luz su segundo trabajo en estudio, “Tengo mis días buenos” (2017) con el cual se consigue la pequeña meta de agotar los ejemplares de la primera tirada de copias autoproducida. También, tras la participación en distintos festivales de escala nacional y gracias a una mayor repercusión en redes sociales, la formación está despertando gran interés tanto entre amantes del rock progresivo como en personas no tan cercanas a este género.
A mediados de 2019, se incorpora a la banda Adrián Jiménez como nuevo batería tras la salida de Jeimi Montes, trayendo con él nuevos aires al sonido del grupo. Y ya a principios de 2020 ve la luz el tercer álbum del grupo: “El porvenir está en las huevas”, donde se refleja la madurez del grupo.
LE TOUR DE FORCE nace en Zaragoza, como una oportunidad para crear algo nuevo después de la pausa que supuso la pandemia en numerosos aspectos de nuestras vidas. En el proyecto se recrean y dan forma a las ideas del guitarrista Fernando de la Figuera de Arriba, hijo de Fernando de la Figuera Facerías (Especialistas) y sobrino del crítico musical Gonzalo de la Figuera. El joven guitarrista, conocido por empezar a tocar la guitarra tras oir por primera vez un disco de King Crimson, participa en numerosos proyectos del mundo del progresivo o como virtuoso en las Jam session dentro de la ciudad. En este proyecto da rienda suelta a su auténtico ser, con un vocabulario innovador y sin concesiones dentro de una estructura formal impecable. Para el proyecto, en primer lugar incorpora al batería Fran Gazol. Ambos participaban juntos en otro proyecto que fue truncado completamente por la pandemia y decidieron romper con todo y comenzar una nueva andadura sobre los temas de Fernando. Fran no necesita presentación, su larga andadura en infinitos proyectos incluyendo sus colaboraciones con Thomas Kretchmarr, Antonio Ballestín, Pilar Almalé. El Polaco o músicos como Roger Mas, Albert Sanz, Bob Sand, Andrej Olejnizac... son un escuetísimo resumen de su dilatada trayectoria profesional de más de tres décadas desde sus tiempos del Musikene. Fernando no duda tampoco en reclutar a su joven gran amigo Martín Gros, prestigioso bajista y premiado con beca completa del Liceu de Barcelona que se ha hecho un nombre entre Aragón y Cataluña. Su curriculum incluye participar en diversas e innumerables agrupaciones de Jazz o grandes bandas del mundo latino (Rudy Vistel) y su implicación en el proyecto. Las influencias del jazz, las músicas latinas o la música clásica se dan la mano con la vertiente del rock progresivo más cercana al avant-garde para dar lugar al estilo del disco. El disco es experimental pero estructuralmente claro, virtuoso pero conciso, diferente pero divertido.
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