THE LOOKERS (FR) en SALA CREEDENCE - Zaragoza

The Lookers no es un grupo de rock al uso. La música es para este trío de País vasco Frances una herramienta moldeable al que le han ido sacando chispa en una evolución continua, rica y, hasta cierto punto, sorprendente. En sus inicios, allá por 2012, Nico, Charlie y Mikel se fijaban en sus héroes de los 60 y de la época punk: desde The Creation, de quien versionaban su hit “Making Time”, a los Buzzkocks o The Undertones, empezaron a llamar la atención por sus enérgicos conciertos y unas canciones contundentes que te dejaban sin respiro. The Lookers eran unos postadolescentes que tocaban a la velocidad del rayo y que con sus endemoniados cambios de ritmo noqueaban al oyente. De la mano de Bloody Mary Records, pronto se erigieron en uno de los grupos favoritos del circuito underground vasco.

El resultado de su efervescencia juvenil se puede comprobar en sus primeros singles y EPs: “Fucking Panda”, “Never Had Control” y “Organic Sea” son pruebas irrefutables de un entusiasmo desbordante. En su homónimo LP de debut, de 2016, The Lookers se hacen mayores sin perder un ápice de vitalismo. A sus reconocibles rasgos punk y nervio rock and roll introdujeron algunos elementos más pop y contemporáneos. Pero su primera reconversión no llega hasta “Real Things” (2018), un disco más elaborado y delicado que no esconde su apego por el indie de los 90 (Pavement en la recámara), aportando matices y aderezos sabrosos a un renovado caldo sonoro. Otro rock es posible.

A estas alturas, The Lookers se degusta sorbo a sorbo, al margen de vanguardias y ortodoxos cánones rock. Sus miembros han aparcado las urgencias de la juventud y sacan provecho artístico de la vida adulta, ahora que cruzan la psicológica barrera de los 30 años. Y lo mejor es que en esta huida hacia adelante no piensan en nada más que en ellos mismos. Aquellos que se engancharon a la fugaz diversión garaje-punk del trío se encuentran ahora con un grupo de rock (o de pop) que ha entregado un manual sobre cómo hacer rock (o pop) y no parecer ni muy antiguo ni demasiado moderno.

Nuevo disco: Sabotage & fun

“Sabotage & Fun” (2023) no es, como sugiere su tema inicial (“By Mistake”), fruto del error o de la casualidad. Si The Lookers han llegado hasta aquí y son capaces de salir bien parados tanto en canciones que duran un suspiro (“What a Twist”, “Roaming Round” y “Citizens” no llegan a los dos minutos) como en la pieza más larga de su carrera (“Bad Decision”, 6:36 minutos) es porque disfrutan de una independencia radical. Hacen lo que les da la gana sin importarles demasiado el qué dirán en una curva de aprendizaje pasmosa.

El medio tiempo “Probably Nothing”, el delicado homenaje a los fantasmas de Daniel Johnston (“Feed the Shadow”) o una balada como “Center of the Universe”, -con un aire a “English Rose”, de The Jam- pertenecen a una banda en constante renovación que, en el siglo XXI, se cuela por un agujerito del rock para reivindicar, con más calma y sosiego, un sonido que podría emparentarles con Wilco, los último Artic Monkeys, Spoon o los arrebatos eléctricos del grupo de Chicago Twin Peaks.

La curiosidad es el motor del trío: rastrean en la tradición del rock con la misma pasión que miran a sus coetáneos. Sus letras son reflexivas y, a menudo, se preguntan sobre el sentido de la vida y cómo revertir los golpes y los avatares de la vida y sobreponerse a las circunstancias. “In a fucked up a situation / there is no turning back” proclama Nico. El mundo no es precisamente un camino de rosas. “Sabotage & Fun” es, tras una década de carrera cambiante, el disco de expansión y madurez definitiva de The Lookers.

Jon Pagola Galardi, Ruta 66/Mondo Sonorro