La información, siempre incompleta y desperdigada, que se puede encontrar en libros, publicaciones, e incluso a veces simple tradición oral, a lo largo y ancho del mundo, parece indicar que los antecesores de Los Astrónomos fueron gente inquieta que, tal vez por insatisfacción con su entorno inmediato, tal vez por simple curiosidad, tal vez por afán de aventuras, comenzaron a explorar el mundo alrededor. Primero viajes cortos, después más lejos… el Universo era el límite a sus posibilidades y sueños.

Las noticias sobre ellos eran inconstantes. Tan pronto pasaban meses o años sin saber de ellos, como de repente todo era un aluvión de novedades y descubrimientos. Tal vez fue a causa de esas largas temporadas desaparecidos, puede que sin contacto alguno con la civilización, que empezaron a incluir instrumentos musicales de fácil transporte en su equipaje, seguramente con la intención de hacer más llevaderos largos momentos de gran soledad.

No se tiene información clara sobre si las canciones que se recogen en los discos publicados actualmente bajo el nombre de “Los Astrónomos”, proceden en parte de textos y melodías transmitidas entre ellos a lo largo de los siglos, ya que ni los mismos componentes actuales de este colectivo tienen totalmente claro su origen.

Se sabe que, aunque su número fue mayor en otros tiempos, las inclemencias y desventuras de su ocupación, o tal vez simplemente la aparición de otros intereses derivados de sus descubrimientos y viajes, hicieron que algunos de sus miembros fueran abandonando paulatinamente el grupo, y dedicándose a otros menesteres tales como management, crítica musical, discográficas, empresarios musicales, etc.

Tan solo un pequeño número de individuos permaneció en persecución de los objetivos iniciales de descubrimiento de nuevos horizontes geográficos, musicales, mentales, sentimentales...

Debe ser dicho, en honor a la verdad, que tal vez este grupúsculo fiel a sus primigenios objetivos, haya llevado siempre dentro de sí, como algo indisoluble de su forma de ser, y de la causa misma que les hace continuar, el propio germen de la lentitud de su avance y resultados, ya que han sido personas inclinadas al placer, a los escarceos amorosos, al disfrute del momento, al despiste con paisajes o posibilidades atractivas y del todo abocadas al fracaso… todo muy lejos del rigor que se requiere para coronar con éxito cumbres de difícil consecución como las que muy frecuentemente se han propuesto.

Según se cuenta, el propietario de un pequeño sello independiente escuchó hace algunos años en una fiesta privada a uno de los descendientes de Los Astrónomos cantando algunas de las canciones de sus antepasados. Su entusiasmo fue tal, que le abordó allí mismo proponiéndole grabar un disco con esas canciones. Se cree que el nombre de este descendiente era Boie Bagat, o algo parecido. En cualquier caso, nunca se ha vuelto a tener noticia alguna sobre él. Boie (si es que así se llamaba) reaccionó con simpatía y educación, aunque con evidente cierta desgana, ante la propuesta del empresario, prometiéndole una futura reunión que nunca se produjo.

Decidido a publicar esas canciones, el empresario musical comenzó una labor de búsqueda, tanto de más material musical de Los Astrónomos, como de un grupo de músicos que pudieran ser adecuados para interpretar esas canciones y acercarse, en lo posible, al espíritu y la magia que había escuchado en aquella fiesta.

El resultado, en forma material, de toda esta historia, son dos discos publicados por el sello Perdición. Tampoco éste es el sello del empresario musical del que antes hablábamos, quien acabó dándose a una vida de desorden y abocado a la ruina, según él, arrastrado por irresistibles impulsos de deseo de disfrute vital, y de sensación de intensa confusión existencial, provocados ambos por la constante escucha de material procedente de Los Astrónomos.

Los discos publicados por Perdición corresponden al material encontrado casualmente por otro viajero que descubrió una bolsa con grabaciones e información sobre ellas, en una casilla abierta de una estación de tren en algún lugar que no ha sido revelado. Este viajero, que prefiere permanecer en el anonimato y que anteriormente no tenía ninguna relación con la música, decidió publicar el material seguramente por razones de puro divertimento, ya que ha confesado en más de una ocasión, su absoluto desinterés por el mundo de la industria musical.