Un hombre, en silencio, observa la inmensidad del mar. Está solo, no mueve un músculo; como una gran interrogación sobre la arena. ¿Qué ve en el mar infinito? ¿El símbolo de la muerte ? ¿La imagen de una divinidad inmensa y callada? ¿Quizás no vea nada o quizás vea la nada? Pronto la playa se llena de personajes variopintos que creen encontrar en él la respuesta a todas sus frustraciones y anhelos. La poetisa que lo percibe como la metáfora definitiva, el violento que lo usa como escusa para su ira, la buscatesoros que cree que bajo sus pies está el botín definitivo... Todos encuentran un reflejo deformado de sí mismos en el hombre que solo mira al mar.

En esta comedia, luminosa como un día en la playa, a través de un lenguaje directo y coloquial, reflexionamos sobre como un simple gesto inesperado puede cambiar nuestra percepción de la realidad y de nosotros mismos.